A Joel la caricia le encantaba, pero cuando hiciese avances con su amigo quería que él estuviese plenamente consciente. Con gran esfuerzo lo apartó y lo apoyó en la pared del fondo del ascensor. Cuando llegaron a su piso el abogado volvió a apoyar su brazo en el hombro de Joel y éste pasó un brazo por su cintura para ayudarlo a caminar.
Llegaron a la habitación de Brendan con la idea de dejarlo en su lecho y buscar el suyo, pero Brendan tiró de él y ambos cayeron rodando sobre la amplia cama. Estaban agitados, confusos y demasiado cerca. Joel no supo bien si era por efecto del alcohol, la frustración del divorcio o el deseo, pero su amigo apoyó los labios sobre los de él y comenzó a besarlo de manera tal que por un momento… solo por un momento, Joel escapó de la realidad. Se permitió soñar con la posibilidad de que Brendan correspondiera a sus sentimientos. El beso fue apasionado, profundo, intenso. Una corriente de deseo comenzó a poseerlo poco a poco pero no estaba borracho, sabía que tenía que terminar con ese fabuloso beso y no tenía voluntad para hacerlo.
Un poco más, pensó, solo un poco más.
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Reseña hecha en el blog Leyendo sobre nubes
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